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Cuando hablamos de prevención del maltrato y abuso sexual, lo primero es entender a los niños y niñas como sujetos de derecho: La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), es el instrumento internacional que protege y promueve los derechos de niños/as y adolescentes. Fue adoptada por la Asamblea General de Naciones Unidas en Noviembre del año 1989, representando el nuevo marco normativo y jurídico de protección a la infancia. En 1990, el Gobierno de Chile ratificó esta Convención y se comprometió a impulsar medidas legales y sociales en beneficio de la infancia.
Un elemento central en la CDN es el principio del «Interés Superior del Niño», que es además recogido en nuestra legislación de familia como un elemento ordenador de la intervención relacionada con niños/as.
Se fundamenta la prevención del abuso sexual infantil en la promoción de los Derechos del Niño/a, reformulando el modelo de relaciones de poder, por un modelo fundamentado en el respeto por el otro, en la autonomía, la no instrumentalización y no violencia. Desarrollar elementos que habiliten la protección y prevención a temprana edad, ante situaciones de agresión sexual y no sexual.
• Los niños/as deben comprender el concepto de los Derechos.
• Los niños/as deben saber que son portadores de Derechos, y que tienen que hacerlos respetar o valer, que nadie por más autoridad que tenga, tiene Derecho a atentar contra ellos.
• Los niños/as deben aprendan que uno de los Derechos que tienen las personas es NEGARSE ante situaciones que les incomodan, que atentan contra su seguridad personal, que les hacen sentir mal, sea esta sexual o no sexual.
A partir de la Promoción de los Derechos de Infancia, se debe trabajar un proceso de educación sexual alrededor del cuerpo, el placer, las emociones, acompañadas de la promoción de valores, y educar en destrezas positivas y cognitivas básicas para la protección efectiva de situaciones de agresión sexual y no sexual.
En relación al aprendizaje de la dignidad, el sentirse sujeto de Derechos y merecedor de respeto por su integridad, es importante todo refuerzo que podamos dar como padres, educadores, etc, en esta área a nuestros niños/as. El aprendizaje de LÍMITES, pasa necesariamente por el de las elecciones y preferencias. Dentro de las actividades cotidianas del niño/a, los padres podemos plantear “alternativas” a modo de ejemplo: Que el niño/a elija el color de los calcetines, la ropa que usará, que fruta comerá, etc. La idea es que el niño/a sea quien tome una decisión. La definición de lo que “me gusta” y “no me gusta” es fundamental.
LO QUE DEBEMOS PROMOVER DE LOS DERECHOS DE NIÑAS/OS
• Tengo derechos.
• Todos los niños nacen libres e iguales en dignidad y derechos.
• Nadie tiene Derecho a violentarlos o vulnerarlos.
• Tengo derecho a proteger mis derechos.
• No hay derecho a ser maltratado por nadie, (incluyendo padre, madre, profeso-a, etc.)
• No hay derecho a usar o instrumentalizar a otros.
• No es esta permitido moralmente aprovecharse del otro para obtener provecho personal (sexual y no sexual).
• Nadie tiene derecho a usar sexualmente a otro.
• No está bien que un adulto o igual someta a alguien para obtener placer sexual.
- Naciones Unidas, Convención de los Derechos del Niño, ratificado por Asamblea General por Resolucion N44/25 de fecha Noviembre 20 de 1989.
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A los padres, familia, escuela e instituciones que trabajan con niños/as, les cuesta trabajo afrontar apropiadamente y en forma eficaz la Prevención en el Abuso Sexual Infantil. Por lo general las intervenciones se limitan a las instrucciones defensivas que no desarrollan capacidades y destrezas efectivas, no habilitando así a los niños/as a protegerse del abuso sexual. A modo de ejemplo se utilizan frases como: “tienes que defenderte, si alguien te toca ahí”, “nadie debe tocar tu cuerpo”, “no hables con extraños”, esta última frase alejada completamente de la realidad, ya que como se dijo anteriormente más del 84% de las agresiones sexuales las realizan personas que mantienen un vínculo afectivo con la víctima.
La prevención del abuso sexual infantil, habitualmente es un tema que no se aborda en las familias ni las escuelas, haciendo un silencio casi cómplice a esta realidad. El prevenir no necesariamente implica promover la desconfianza desatada. Por lo general se les dice a los niños/as “cuídate” sin enseñarles cómo hacerlo y sin entregarles habilidades y destrezas conductuales que los hagan competentes para ello. Estas habilidades se pueden adquirir por medio de procesos de aprendizaje estructurado y continuo, que dependerá del desarrollo evolutivo del niño/a. Por la vía del ejemplo, un niño/a preescolar se puede motivar a través del juego, que es una excelente forma de reforzar conductas de prevención. Utilizando el mismo juego, los padres pueden traer sus propias preocupaciones y animar a sus hijos tome conciencia de los peligros a los que se pueden ver expuestos y que, existen dentro y fuera del sistema familiar.
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“La prevención del abuso sexual no sólo requiere brindar información, el desarrollo de ciertos valores son importantes para poder favorecer el fortalecimiento de conductas de protección ante el abuso sexual. Los valores sirven para guiar y orientar las conductas de las personas, son el fundamento por el cual se hace o deja de hacer algo en un determinado momento, son creencias prescriptivas o principios normativos y duraderos que sugieren que una determinada conducta es socialmente preferible a otras que se
consideran opuestas o contradictorias” (Antúnez, 1997).
La prevención y acción frente a la Agresión Sexual Infantil es una tarea ineludible en primer lugar del sistema familiar, labor preventiva que debe ser sistemática en relación al desarrollo integral del niño/a, le siguen sistema escolar, la comunidad en su conjunto e Instituciones del estado encargados de garantizar y velar por los derechos de niños/as y adolescentes, asegurando así un desarrollo social pleno y saludable.
Trabajar la prevención del abuso sexual infantil supone reducir los factores de riesgos y aumentar los factores de protección del niño/a. y su entorno. Así mismo los objetivos elementales de la prevención del abuso sexual infantil se deben orientar a evitar el abuso y/o detectarlo tempranamente. Sin embargo, la mejor PREVENCIÓN es recordar que nuestros hijos son nuestra primera responsabilidad, y que debemos tener sobre ellos una apropiada supervisión, y estar atentos ante cualquier cambio de conducta no esperada de los hijos/as, como también a esas imperceptible señales que nos entregan los niños/as en el quehacer diario.
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