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«Una infancia infeliz no determina siempre la vida adulta. Sólo el valor terapéutico del amor, la educación y la solidaridad pueden cambiar el curso de una historia infantil y una adolescencia enrarecida por el abandono afectivo, la violencia y el abuso». (Jorge Barudy)

 

El abuso sexual infantil (ASI) ha sido reconocido a nivel internacional a partir de la Convención de losDerechos del Niño, como un atentado a los Derechos Humanos, entre los que se incluye los derechos sexuales. La palabra “Niño” comprende a personas de ambos sexos tanto en la infancia como en la adolescencia.

 

El abuso sexual infantil es un grave acto de violencia, producto del deseo de un adulto que toma al niño como objeto cosificado, y donde ese adulto en el 84,7% de los casos tiene un vínculo afectivo con el niño/a. Chile enfrenta una espeluznante realidad a la que ningún sistema familiar y/o padres quisieran vivir jamás, sin embargo, el ASI es un flagelo que cohabita cotidianamente con nosotros. Niños/as que, sin importar su condición socioeconómica, cultura, ni edad, son afectados/as diariamente por esta grave agresión, tanto dentro o fuera de su sistema familiar.

 

Los delitos de connotación sexual hacia niños/as han aumentado en la última década, según estimaciones del Centro de Atención a Víctimas de Atentados Sexuales (CAVAS) en Chile se producen más de 20.000 delitos de abuso sexual al año, según estadísticas del Sename el 74% de los delitos sexuales que se cometen son contra niños/as menores de 18 años. Otro dato alarmante es el que dice relación a la NO develación del abuso sexual por parte de la víctima, por cada caso que se denuncia hay seis que no lo hacen, es así, como los casos de abuso sexual infantil no se conocen jamás, al menos fuera del núcleo familiar. Esta realidad da cuenta de la dimensión del problema. Ya que, el silencio del niño/a mantiene y perpetúa el abuso sexual. Una variable asociada a la develación del abuso sexual infantil, dice relación a que los niños tienen miedo de contar a alguien lo que les pasó, por temor a las amenazas, por el vínculo afectivo con el abusador, por temor a que no le crean, etc. Los casos tratados, informados o denunciados constituyen la excepción y no la norma. La revelación suele producirse por un descubrimiento accidental o como consecuencia de un conflicto familiar serio.

 

Los registros recogidos por diferentes entidades del estado, PDI, Servicio Médico Legal, SENAME, Carabineros, etc., dan cuenta que en el 84,7% de los casos el agresor sexual es un conocido de la víctima, son las niñas quienes están más expuestas a ser víctimas de abuso sexual que los niños, en una relación 4 de cada 5. Y en más de un 90% de los casos el agresor es hombre.