Sexualidad en la Pareja
Conocer de ante mano las diferencias entre hombre y mujer permite manejarlas de tal manera que no entorpezcan la relación, ya que en último termino, muchas de las desavenencias en la relación sexual de la pareja, encuentra su raíz en estas diferencias. No se puede desconocer que hombre y mujer son seres con dos historias completamente diferentes, en sus trazados biológicos (dados por la naturaleza), psicológicos (construidos en nuestro sistema social primario, la familia, lugar en el que desarrollamos las capacidades para el amor y tolerancia) y sociales.
Las mujeres somos más sensibles al tacto, al sonido y al olfato, percibimos más fácilmente las distintas expresiones faciales, emocionales y de ánimo. Los hombres, por su parte, son más visuales y poseen un mejor desarrollo de habilidades mecánicas, despliegan gran cantidad de energía (correr, chutear, jugar, etc), Los hombres y las mujeres usan las mismas palabras, sin embargo, el significado que les damos no es siempre el mismo.
Usualmente, una de las desigualdades que más daño hace y en la que participa la diferencia propia del ser hombre y mujer, es la forma en que vivimos la sexualidad. Gran parte de estas desavenencias radica y surge de las expectativas, la mujer busca y necesita una combinación de sensualidad y ternura, en cambio el hombre puede tener sexo estando físicamente excitado pero emocionalmente distante, sus necesidades sexuales puede tener como motivación el estado de tensión biológica y buscar, principalmente, hacer el amor, relajarse y no el lograr un encuentro íntimo y personal.
Por lo general, esta demanda, sin expresión afectiva, tiende a crear en la mujer resentimiento y sensación de desamor, de ser un objeto sexual, lo que gatilla conductas hostiles y con el tiempo a resistencia al acto sexual. Habitualmente, la cercanía sexual es buscada por la mujer después del encuentro afectivo, en cambio, el hombre requiere primero el sexo para buscar luego la proximidad afectiva.
Intimidad Emocional, Exclusividad y Amor
a) Intimidad Emocional: La intimidad en la pareja, aunque no existe una definición universal sobre la proporción de intimidad correcta, cada pareja desarrolla su propia profundidad y estilo (que si es optima, se habla, de un buen nivel de bienestar en la pareja), que consiste en una serie de manifestaciones y comportamientos de entrega mutua, que involucra emoción, conexión, comprender los pensamientos, sentimientos y deseos del otro, no tan sólo a través del cuerpo (sexo), sino también a través del corazón y la mente, es decir, encontrar un sentido a estar juntos y trabajar unidos por algo común, en otras palabras, estar y vivir conectados.
La capacidad de establecer vínculos amorosos está estrechamente relacionada con la intimidad, la cual exige ser capaz de depender, de reconocer la necesidad que se tiene del otro y de renunciar a la autosuficiencia. Además, exige, saber disfrutar del contacto fusional sin caer en la simbiosis o la perdida de identidad. Lograr la intimidad no es una tarea fácil, para alcanzarla es necesario mucho esfuerzo, es necesario capacitarse y entrenarse en el desarrollo de habilidades y aprendizajes recíprocos, donde se vive un proceso de descubrimiento permanente del otro.
b) Exclusividad: El peculiar carácter exclusivo del amor es la base del amor sexuado, que apuntan a una propiedad que aparece íntimamente reclamada por ese amor que no pide solamente ser personal sino ser exclusivo. De ese modo, el amor sexuado entre dos personas aparece como una forma de donación en virtud de la cual una de las personas es exclusivamente de la otra, y querer con la forma de amor sexuado a una de ellas por parte de una tercera persona aparece como una intromisión injusta.
c) Amor: Donarse al otro, compartir la intimidad, los deseos, las necesidades, las ansiedades, las alegrías y las esperanzas. Entregarse y recibir al otro es un acto de amor, recibirlo no para cambiarlo, sino para socorrerlo y ayudarlo. El amor que alimenta y se expresa en el encuentro del hombre y de mujer es, don de Dios, fuerza positiva orientado a su madurez en cuanto personas. El amor humano abraza al cuerpo y el cuerpo expresa el amor espiritual. La sexualidad no es algo meramente biológico sino que mira al núcleo íntimo de la persona.
Donde el uso de la sexualidad tiene su verdad y alcanza su pleno significado cuando es expresión de la donación hombre-mujer hasta la muerte. Ese amor humano está expuesto a la fragilidad que nos dejó el pecado original y sufre los condicionamientos socio-culturales que vivimos. (Declaración "Persona humana". PABLO VI, Acerca de ciertas cuestiones de ética sexual. Fecha: 29 de diciembre de 1975. Comprobado el 7 de abril de 2003).