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 perfil abusador

El abusador sexual está siempre de “caza” atento a su siguiente víctima (niño/a), pendiente de cada mirada, reacción o sonrisa del niño/a, esperando la señal de confianza que le permita aproximarse sin levantar sospechas, para llevar a cabo su bestial delito.

 

Al no existe una única categoría de abusadores sexuales, ni un perfil claro, ni una única motivación que guíe su conducta, habría que hablar de características y factores asociados, evitando caer en generalidades. El abusador puede presentarse como una persona completamente normal, y no mostrar ninguna característica que haga suponer lo contrario; parecen  integrados socialmente, suelen tener una gran capacidad de persuasión, por lo general, presentan distorsiones cognitivas, dificultades en el desarrollo de empatía. Tienen una personalidad inmadura, problemas de relación o sentimientos de inferioridad que no les permite mantener una relación amorosa adulta e igualitaria, son sujetos con trastornos narcisistas y frágil autoestima. Existe un tipo de abusador que no se casa, viven solos o bien viven con sus padres. Si llegan a casarse, por lo general, es para encubrir su estilo de vida y crear una coartada.

Una de las conductas propias de los agresores sexuales es la de no responsabilizarse de los abusos que cometen. Algunos depositan la culpa en la víctima, aduciendo que fue la niña/o quien los sedujo, otros invocan que es su forma de demostrar amor y cercanía al niño/a que se encontraba carente de afecto.

Los agresores sexuales son personas expertas en la manipulación y muy hábil para entrometerse en la familia del niño/a, una vez que lo ubica como su nueva víctima, poco a poco van construyendo una relación de confianza con el niño/a y la familia hasta lograr alcanzar su objetivo. Se concentran en los niños porque pueden controlarlos y dominarlos, tienen especial habilidad para identificar niños vulnerables, lo que les permite sentirse poderosos a través del control ejercido sobre él, algo más complicado que si se tratase de adultos.

Los abusadores sexuales son heterogéneos en los tipos de personalidad y psicopatología. Pueden o no tener trastorno de personalidad y si lo hubiera es principalmente del tipo limítrofe, presentan dificultad en el control de impulsos y en alcanzar relaciones de intimidad. En el caso de violadores es más frecuente el trastorno de personalidad

 

CARACTERISTICAS DEL PEDOFILO:

El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Psiquiátrica Estadounidense (American Psychiatric Association) describe tres rasgos del pedófilo:   

a) La materialización de la pedofilia: no presenta una única cara; la atracción erótica que algunos pedófilos sienten por los niños no se traduce necesariamente en actos sexuales completos. El pedófilo puede limitarse a desnudar al niño/a y a mirarlo, a exhibirse, a masturbarse en su presencia, a tocarlo con delicadeza y a acariciarlo. Puede convencer al niño/a para que a su vez lo toque y así sucesivamente.

b) Cognitivamente el pedófilo: se caracteriza por no considerar inapropiada su tendencia o conducta, por lo que no suele presentar sentimientos de culpa o vergüenza; en ocasiones, incluso, apelan a la seducción del menor como causa de la misma o a que su comportamiento se puede entender como una forma de educación sexual a los niños/as.

c) La personalidad del pedófilo: es polimorfa se pueden distinguir dos grandes tipos de pedófilos: los primarios y los secundarios o situacionales:

   • Los primarios: muestran una inclinación sexual casi exclusiva por los niños y su conducta compulsiva es independiente de su situación personal. Se trata, clínicamente de     pedófilos en un sentido estricto del término que, presentan unas distorsiones cognitivas específicas: consideran su conducta sexual como apropiada (no se siente culpables ni avergonzados), planifican sus acciones, pueden llegar a atribuir su conducta a un efecto de la seducción por parte del niño/a o pueden justificarla como un modo de educación sexual para este.

   • Los secundarios o situacionales: estos se caracterizan por que su conducta viene inducida por una situación de soledad o estrés (en estos casos, la experimentación de relaciones sexuales con niños/as suele ser un medio de compensar la baja autoestima o de liberarse de cierta hostilidad). No son estrictamente pedófilos, en tanto que su inclinación natural es hacia los adultos, con los que mantienen normalmente relaciones problemáticas (impotencia ocasional, tensión de pareja...); solo recurren excepcionalmente a los niños/as y lo hacen de forma compulsiva, percibiendo su conducta como anómala y sintiendo posteriormente culpa y vergüenza.