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La incorporación del niño al sistema escolar, es un hecho trascendente, tanto para el niño/a como para la familia, este gran paso le proporcionará al niño/a una nueva experiencia, nuevos contacto, desarrollo de nuevos intereses, actividades y obligaciones fuera de casa, enfrentándose a formas de convivencia diferentes a las de su propio hogar.

 

Se deja la seguridad del sistema familiar, para enfrentar el sistema escolar que, se presenta nuevo y lleno de desafíos, algunos estarán entusiastas y audaces, otros en cambio temerosos, evasivos y más de alguno dejará expresar sus miedos a través de alguna lágrima o aferrándose a los brazos de papá o mamá. Sin duda, el primer día de clases es una jornada llena de emociones, en que todo será novedad para el niño/a. 

 Cómo el niño/a enfrente su primer día de clases, va a depender de diversos factores, entre ellos, temperamento, madurez del niño/a, recepción de los profesores, y esencialmente la actitud de los padres con respecto al apoyo en la adaptación a esta nueva etapa. La buena comunicación es la base para ayudar en este proceso, por tanto, todos los elementos que lo acerquen positivamente a está adaptación serán beneficiosos.  

 Es muy normal que los padres sientan preocupación e inquietud frente a esta nueva etapa, la salida del hijo/a al mundo escolar, haciéndose preguntas como: ¿Nos extrañará?, ¿Y si no se adapta?.  La serenidad y la confianza en las habilidades del niño/a es la clave, son los padres el principal apoyo, los encargados de familiarizar primeramente al niño/a con el sistema escolar, con pequeñas conversaciones al respecto.

 La primera semana de clases, idealmente, debe ser uno de los padres, o ambos, quienes vayan a dejar y a retirar al niño/a al colegio, puesto que así le otorgan mayor seguridad, evitando, por lo menos durante el primer mes, el transporte escolar, ya que es una variable más a la que el niño tendría que adaptarse.  También es bueno, que los padres acompañen a su hijo/a hasta la misma sala de clases si es necesario, ya que así se sentirán más confiados y seguros, esto debe ir disminuyendo a medida que pasan los días, y el niño/a logre conocer y familiarizarse con el lugar, compañeros y educadores. Al despedirse hacerlo lo más sonriente posible y con la promesa de que lo estarán esperando al terminar la jornada, siendo muy puntuales, lo que les dará mayor confianza verlos en la puerta, inmediatamente después de salir. 

 A la edad en que los niños/as comienzan la vida escolar, están demasiado pequeños para comprender que sólo estarán algunas horas en el aula, para luego irse a casa. El miedo a sentirse abandonados es el gran temor al que se ven enfrentados.  Por tanto, hay que entregarles la mayor seguridad permitida para su tranquilidad. Seguramente los primeros días, dirán que no quiere quedarse en el colegio, que prefiere quedarse en casa, argumentando diversos motivos; como, ver su serie animada favorita, como también pueden exteriorizar que les duele la guatita o la cabeza, lo que no siempre debe menospreciarse, ya que muchas veces producto de la tensión a que se ven enfrentados, puede que en realidad así sea. Frente a estas señales, los padres deben estar alertas y ser muy tolerantes, pero siempre manteniendo la tranquilidad y no ceder ni mostrarse complacientes, ya que ello entorpecería el proceso normal de adaptación. 

El primer día de clases, puede ser un momento difícil para el niño/a, pero con el paso de los días quedaran atrás todos los temores y ansiedades, dando paso al entusiasmo y agrado de disfrutar del colegio, sus compañeros y todo lo que trae consigo el entorno escolar.  

 

Jessica Flores Reyes

Terapeuta Familiar